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La oposición del ruido: cuando la política olvida el bien común

Foto. Roy González, PSOE Arrecife

S.Calleja

 El fanático es aquel que redobla sus esfuerzos cuando ha olvidado su objetivo. En Arrecife, el PSOE parece haber olvidado su objetivo hace tiempo. En su lugar, redoblan ataques, buscan enemigos imaginarios y convierten cualquier problema en un arma de desgaste político. La violencia en el deporte es el último pretexto de su cruzada. Y su nuevo villano favorito es Eli Merino, concejala de Deportes del PP.

El portavoz socialista en la materia, Roy González, ha decidido que la culpa de las peleas en los campos de fútbol recae sobre ella. No sobre los agresores, no sobre la falta de cultura deportiva, no sobre la sociedad que normaliza estos comportamientos. No. Sobre Merino. Así lo escribió recientemente, con una superioridad moral tan descarada como su falta de memoria histórica.

González fue concejal de Deportes en Arrecife durante dos años y medio. ¡Dos años y medio! Un periodo en el que podía haber impulsado programas educativos para jugadores y familias, dotar de recursos a los clubes, establecer criterios de deportividad en las subvenciones. Pero no lo hizo. Ni una campaña seria, ni un plan estructural, ni una estrategia municipal de prevención. Nada.

Ahora, desde la oposición, exige medidas que nunca aplicó. Clama por la educación en valores cuando no dejó una sola huella de su paso por la concejalía. Y en un alarde de cinismo, acusa a la actual concejala de "ausente", como si su propio mandato no hubiese sido un ejercicio prolongado de evaporación institucional.

La hipocresía del PSOE es más evidente si comparamos su reacción ante dos incidentes recientes. Hace apenas unas semanas, una pelea similar ocurrió en Tías, municipio gobernado por los socialistas. No hubo linchamiento público, no señalaron a ningún concejal, no se agitó el espantajo del "fracaso institucional". El PSOE defendió entonces un discurso sensato: "la violencia en el deporte es un problema estructural que debemos combatir entre todos".

Pero en Arrecife, el relato es otro. Allí hay que buscar un culpable. Allí hay que hacer de un altercado un circo político. Allí hay que gritar "incompetencia", "abandono", "pancartas vacías".

No es una diferencia casual. Es una estrategia premeditada. Cuando la responsabilidad es suya, llaman al sentido común. Cuando es del adversario, buscan la crucifixión mediática. La coherencia es un lujo que el socialismo arrecifeño no está dispuesto a permitirse.

Es fácil escribir un artículo incendiario contra una concejala del PP. Lo difícil es reconocer que la violencia en el deporte es un fenómeno complejo, que nace en las gradas, en los vestuarios, en la educación y en la sociedad. Es fácil señalar a un enemigo. Lo difícil es asumir que en dos años y medio de gestión propia no se hizo absolutamente nada para frenar este problema.

Roy González ha elegido el camino de la fácil demagogia. El PSOE de Arrecife también. No les interesa arreglar la situación. Solo buscan aprovecharla. Mientras tanto, los problemas reales siguen ahí. Y a ellos, como siempre, los resolverán otros.

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