Lanzarote marca el camino: la voz de la gente antes que la de los políticos
PJ
En un claro mensaje dirigido a redefinir el protagonismo dentro de las movilizaciones sociales, los organizadores de la manifestación “Lanzarote tiene un límite” han establecido directrices claras para el orden de participación en el evento que se llevará a cabo el próximo sábado, 20 de abril, a las 12:00 h en Arrecife. La convocatoria pone en relieve la importancia de dar voz a la ciudadanía frente a la presencia de representantes políticos y asociaciones, en un llamado a la acción contra la masificación turística y sus efectos adversos en la isla.
Partiendo del Quiosco de la Música en el Parque José Ramírez Cerdá, la marcha se extenderá hasta el Cabildo de Lanzarote, donde se leerá un manifiesto. Sin embargo, debido a obras en la Playa del Reducto, el recorrido sufrirá una pequeña modificación, demostrando la adaptabilidad y el compromiso de los organizadores con la causa.
La organización de la protesta corre a cargo de ciudadanos anónimos, quienes han expresado su deseo de que la cabecera de la manifestación esté libre de banderas políticas o de asociaciones, colocando a estos últimos en la mitad y al final de la movilización, respectivamente. Este gesto simbólico busca enfatizar que la verdadera esencia de la protesta radica en las preocupaciones y reivindicaciones de los residentes de Lanzarote, quienes enfrentan las consecuencias directas de un modelo turístico insostenible.
La saturación de recursos, la crisis habitacional, el impacto en los servicios de sanidad, la precariedad laboral y la presión sobre espacios naturales protegidos son solo algunas de las problemáticas que la manifestación busca iluminar, uniéndose a un clamor más amplio en el archipiélago canario y otras ciudades europeas por un cambio de paradigma en la gestión turística.
Los organizadores han extendido su agradecimiento a las asociaciones y partidos políticos por su participación, al tiempo que recuerdan la premisa fundamental de que el movimiento busca ser una expresión genuina de las inquietudes ciudadanas, más allá de cualquier afiliación o interés partidista. “Lanzarote ya no se sostiene”, concluyen, resaltando la urgencia de un cambio decisivo en la gestión de la isla.